Todo comenzó cuando Diego Morales, un joven artista con formación en Bellas Artes, decidió fusionar su pasión por el dibujo con el arte del tatuaje. Después de años perfeccionando su técnica en estudios de Europa y Estados Unidos, regresó a Buenos Aires con una visión clara: crear un espacio donde el arte corporal fuera tratado con el respeto y la profesionalidad que merece.
En 2013, junto a su socia Sofía Herrera, especialista en piercings con experiencia internacional, abrieron las puertas de KILLER INK LIMITED en una pequeña sala de Palermo. La química entre ambos artistas y su enfoque innovador rápidamente atrajo a una clientela diversa que buscaba algo más que un simple tatuaje: buscaban una experiencia artística completa.
Con el tiempo, incorporamos tecnología láser de última generación para ofrecer servicios de eliminación de tatuajes, y expandimos nuestro equipo con el Dr. Luis Fernández, especialista en dermatología y tratamientos láser. Hoy, más de una década después, hemos realizado miles de trabajos, ganado reconocimientos internacionales y, lo más importante, hemos ayudado a nuestros clientes a expresar su individualidad a través del arte corporal.